martes, 19 de abril de 2011

¡Y DALE CON EL TEMA!

Por: Néstor Armando Alzate


Recuerdo que en la época del presidente, Turbay, y empezando por él, los ministros,  los congresistas, los periodistas, los funcionarios de medio pelo y hasta las reinas de belleza, comenzaban cada respuesta con el infaltable: “evideeeentemente”; palabra que además sirvió hasta de cortina de risas, para ocultar los alcances del estatuto de seguridad.


Y es paradójico que la palabra, solidaridad, la hubiera impuesto el Presidente Barco, precisamente, porque nunca pudo pronunciarla “de corrido”; de lo cual se agarraron sus amigos y contradictores, para gozárselo. Pero como él murió en la edad de la inocencia, jamás entendió el chiste.


Cuando César Gaviria, llegó a Palacio, la palabra “ciertamente” -que tenía la musicalidad del “Hay’ombe”-, se convirtió en una plaga, cuyos transmisores, los humoristas, se encargaron de esparcirlo en toda la población, y bajo su influjo, nos olvidamos de la apertura económica que nos inoculó sin anestesia y aceptamos mansamente que el sol –por orden presidencial- se pusiera a las cinco de la tarde.


Por su parte, Ernesto Samper, lidiando con el elefante que se le entró a la cocina por la puerta de atrás, logró distraer la atención con: “A ver”; fórmula ritual, debidamente estudiada que le daba ese aire de candor, que es propio de todos los inocentes pillados con las manos en la masa.


Después del encuentro –de pico y abrazo- con Marulanda; Pastrana, dejó entrever que gobernaría el país, “claramente”; adverbio de modo, que se caracterizó en su mandato por ser la palabra más clara, para denotar que todo era oscuro.


Pero a la par con estos términos que se podrían considerar lemas de los presidentes –como sucede con los Papas, que cada uno tiene el suyo- periódicamente se ponen de moda, vocablos, que se asumen como la marca social del momento y quien no los use,  está out.


Por eso hubo un tiempo en que todo se buscaba, se investigaba, se estudiaba, se encontraba y se solucionaba, “A nivel de”: los institutos descentralizados, los ministerios, el presidente, el congreso, etc.


Luego se apoderó de nosotros el “Empoderamiento”; pero cuando las cosas no funcionaron “para nada”, entonces debimos emprender una “Reingeniería” total; y como los resultados “nada que ver”, comenzamos a “darnos la pela”, a través de un nuevo “redireccionamiento”. Claro que todo ello sucedió “al interior” del gobierno, de los partidos, del congreso y de todas las instituciones en general.


Ahora el tema, es el “tema”: El tema del TLC, el tema del intercambio humanitario, el tema de la reforma judicial, el tema de la reelección, el tema del fútbol, el tema de los paramilitares, el tema de la guerrilla, el tema de los operativos, el tema de los falsos  positivos, el tema del abuso de menores, el tema del narcotráfico, el tema de los indígenas, el tema del invierno, el tema de los arroyos de Barranquilla, el tema de las inundaciones, el tema de la corrupción. En fin, infinidad de temas.


Claro que a pesar de la obsesión de los colombianos por todos los temas; aunque sean urgentes, importantes, prioritarios y naturalmente complicados; muchos temas pasan inadvertidos, se quedan en remojo, aplazados, inconclusos, o en la agenda. Eso sí queda claro que aunque no hablemos sobre determinados temas, todos los temas nos preocupan.


Dado que este tema me confunde, llegué a pensar, que como estamos en recesión económica, laboral, mental, moral, espiritual, ética y social, a lo mejor, también se habían agotado los sinónimos. Agobiado por esta perspectiva, abrí el diccionario y con alivio encontré, que no sólo de temas puede hablar el hombre. Afortunadamente todavía quedan los equivalentes: Asunto, motivo, argumento, pensamiento, propuesta, proposición, premisa, texto, hecho, sujeto, lema, eje, programa, artículo, tesis materia, idea, cuestión.


Y como para que no queden dudas, tiene otras acepciones como: Manía, fobia, capricho, chaladura, chifladura, claustrofobia, complejo, extravagancia, guilladura, idea fija, melancolía, misantropía, misoginia, monomanía, obsesión, paranoia, obstinación, especie, antojo, rareza, insistencia, porfía, aborrecimiento, animadversión, animosidad, aversión, hostilidad, inquina, malquerencia, rabia, repulsión, tirria.


Como este es un tema de nunca acabar, dejemos el tema sobre el tapete, porque ya estamos mamados de hablar del mismo tema; entonces, al menos por hoy… ¡CAMBIEMOS DE TEMA! 

4 comentarios:

  1. Felicitaciones. Una nueva manera de ver mucho de lo que dejamos de oir.
    Aquí estaremos siguiendo este espacio virtual.
    Un saludo especial.
    Jesús Antonio Báez A.

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  2. Recuerdo mucho a Juan Manuel Serna también hablando sobre este "tema", pero lamentablemente en este país todo se vuelve tema. Sólo esperemos que sirvan los diferentes asuntos, para que al fin, pasemos a otro tema. Gracias por compartir sus conocimientos con nosotros maestro y saludos.

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  3. Cambiar de tema es lo que deberían de practicar los medios masivos informativos, pues son ellos quienes se encargan de "poner el tema" y también de proponer el tiempo que se tratan. Cambiemos el tema nosotros entonces y que los demás nos sigan.

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  4. Sé que este comentario es demasiado obvio, pero recuerdo cómo la televisión impone palabras de moda, de acuerdo también a la novela de moda. Algunas con mayor efecto y duración que otras.

    Saludos Néstor, que alegría saber de ud al menos por este medio.

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Me gustaría que me ayudaran a construir todos los temas enriqueciéndolos con sus puntos de vista. En una sociedad tan dinámica como en la que vivimos, las opiniones por diferentes que sean, edifican y eso es lo importante.